Cuando el espíritu santo lo escudriña todo para llevarnos a la verdad.

Desde que el espíritu de Dios entró en mi vida he ido por caminos confusos, no fue fácil para mí este caminar con Dios, como les ha sucedido a otros que apenas recibieron el espíritu santo en sus vidas, pues ya tienen un conocimiento de cristo importante. Además, recibí el espíritu de una manera inusual que me trajo aún más confusión, conllevándome por años a creer en algo que no era verdad (anticristianismo)... ¿Crees que esto pueda ser posible? Pienso que sí, porque para el espíritu santo nada es imposible, él viene para escudriñarlo todo y así llevarnos hacia la verdad...

En lo que sí el Espiritu santo me dio certeza en ese momento de confusión, es que el AMOR era posible, donde además me dio a entender de que alguna u otra manera Dios me iba llevar hasta ese amor, ese destello de luz me dio paz en todo este proceso...

Hoy en día después de pasar por tanto, Dios fue fiel y me ha mostrado ese amor... Pues, ¿qué me iba imaginar yo que ese amor se trataría de Jesús y su gran sacrificio? En ningún momento esto me pasó por la mente, ya que mi relación con Jesús se llegó a basar en un conocimiento vago sobre Él...

Pasamos por todas las cosas contrarias al amor (lujuria, envidia, soberbia, avaricia, gula, pereza, ira) para luego vivir el amor en sí, que es Jesús (misericordia, paz, mansedumbre, gozo, pureza) y todo por medio de las experiencias humanas...

Algo que me ayudo en este proceso fue la oración, definitivamente al orar me permitía estar de una manera más cercana con el creador...

Dios es bueno y solo quiere que lo busquemos... Nosotros somos los que ponemos una barrera contra Él, amando más las cosas del mundo...

 «YAVÉ, el SEÑOR,

    es Dios misericordioso y compasivo,

que no se enoja con facilidad,

    lleno de fiel amor y lealtad.

7 

Muestra su fiel amor por mil generaciones

    y perdona culpas, ofensas y pecados.

Sin embargo no se olvida de castigar a los culpables.

Castiga a los hijos y a nietos,

    hasta la tercera y la cuarta generación,

    por los pecados de sus padres». Éxodo 34:6-7

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