Santa Teresita del niño Jesús. La santa del amor.



Los pensamientos de esta Santa me cautivaron. En su libro, Historias de un alma, escribe sobre su vida espiritual. Desde su infancia deseaba ser una gran santa, pero no tenía ningún don especial y creía no poder ser como los grandes santos de la humanidad, pero se dio cuenta que su vocación no tenía nada que ver con un poder sobrenatural. Solo se trataba de hacer con amor las cosas más simples, porque en cada cosa veía a Dios y todo lo hacía para él. Su vida era tan sencilla y a la vez tan sublime. Demostrando así con su vida, que solo en lo simple se puede ver la grandeza de Dios.

Frases extraídas del libro. Últimas conversaciones, ya cuando estaba en su lecho de muerte.

Dios no está en el mundo.

Dios sabe que si me concediese una sola sombra de felicidad me apegaría a ella. Y me niega a esta sombra. Prefiere dejarme en las tinieblas a darme un falso resplandor que no sería él. Y ya que no puedo encontrar ninguna criatura que me satisfaga, quiero dárselo todo a Jesús. Ojalas que Jesús me concediera siempre comprender, que solo es él la felicidad perfecta, incluso cuando parece ausentarse. Todo es vanidad sobre la tierra.

Sin Dios no podemos. 

Jesús se goza de que sientas tu debilidad. Es el quien imprime en tu alma los sentimientos de desconfianza en sí misma. Los apóstoles, sin nuestro señor, trabajaron toda la noche y no cogieron ni un solo pez, pero sus trabajos eran grato a Jesús. Él quería demostrarles que solo él puede darnos algo. Quería que los apóstoles se humillasen. < Muchachos, les dice: ¿Tenéis que comer? > < Señor, nos hemos pasado toda la noche bregando y no hemos cogido nada>. Luego Jesús le lleno enseguida la red hasta romperse. Así Jesús da, pero exige la humildad del corazón.

No pecamos, aunque así lo creamos. 

No escuches al demonio, no pecas, aunque así lo creas. Busca siempre a Jesús, aunque te crees indigna. Jesús me concedió la gracia de comulgar incluso cuando yo creía que cometía grandes pecados. Cuando el demonio ve que está perdiendo el tiempo, nos deja tranquilo. Lo que hiere al corazón de Jesús es la falta de confianza.

Solo pecamos cuando nos sentimos indignos.

Los corazones puros están a veces rodeados de espinas, viven con frecuencia en tinieblas. Entonces esos lirios creen haber perdido su blancura. Los lirios entre espina son los predilectos de Jesús, en medio de ellos encuentra él sus delicias.


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