Me he dado cuenta de que en lo único que he sido realmente consciente en el transcurso de mi vida, es en el momento de la oración. Cada vez que sentía que mi situación de dolor no tenía salida, oraba. Y esta oración, con el tiempo, causaba una acción y un cambio en mi vida. No lo notaba en el momento, pero ahora si lo veo claro. La oración ha sido mi único poder. La oración es lo que Dios nos ha otorgado para el accionar. Para el cambio y la transformación...
Nada de lo que yo creía haber hecho para cambiar mi situación, era un esfuerzo mío. Todo se debía a esas plegarias que liberaba hacia el cielo. Dios doblegaba a mi ser en los momentos de angustia, y era la manera de empequeñecerme y así permitir que el actué en mi vida . Dios lo hizo todo, yo no hice nada. Pero tenía que pasar por ciertas experiencias para poder ser humilde y hacer notar mi pequeñez.
Si nos diéramos cuenta de que la vida en sí, es una oración. Donde la oración es solo una voluntad. Un deseo profundo del alma, que solo Dios, solo él, puede hacerlo real.
Vivir una vida espiritual es simple. Solo se trata de dejar que Dios actué en nuestras vidas y darse cuenta de que, en nuestras fuerzas, nada podemos.
"En la vida me pueden pasar muchos acontecimientos que me hacen sentir desdichada, pero mi mente no se centra en esos acontecimientos, mi mente se centra en lo que Dios a hecho ya por mi otorgándonos la salvación a través de su único hijo, nuestro señor".
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